Trabajo en sesiones individuales o grupales, 100% confidenciales, sirviéndome de herramientas de la comunicación y el coaching ontológico. Pueden tenerse de manera presencial u online.

En pocas palabras, las conversaciones de coaching son conversaciones con objetivos. Existen muchas especializaciones dentro del coaching, pero todas sus sesiones se generan entre dos partes: el/la coach y el/la/los coachees o clientes. Se trata de conversaciones en las que el cliente plantea un objetivo a lograr y el coach diseña minuciosamente sus preguntas para acompañar a que el coachee genere lo que esté requiriendo generar para lograrlo. Este objetivo puede ser del área que esté siendo afectada para el cliente: personal, laboral, familiar, etc.

No. Un coach no es un consultor: no le corresponde hacer sugerencias ni dar consejos u opiniones porque el coach no se especializa en un campo en concreto sino en la escucha. En otras palabras, el coach no hace foco en la historia que trae el coachee sino en la manera en la que éste se relaciona con esa historia.

Si bien todo profesional tiene su estilo y su manera de abordar cada disciplina, las diferencias que presenta el coaching con respecto a la psicología pueden encontrarse en el hecho de plantear y trabajar un objetivo en concreto durante toda la sesión y en hacer foco en el tiempo presente del coachee. El coach no se detiene prolongadamente en el pasado, dado que, de nuevo: no hace énfasis la historia sino la manera en la que la persona se relaciona con esa historia. Un coach tampoco trata traumas/enfermedades/trastornos ni decide el rumbo de la sesión, como puede ocurrir en la psicología.

El coaching propone un espacio riquísimo para la escucha del ser. Sí, así de hippie como suena. Es un momento que el cliente se dedica a sí mismo para reflexionar acerca de algo que, con sus propios elementos, no está logrando ver. Siempre que el cliente quiera y que tenga identificado un objetivo que sea del campo del coaching, se puede tener una conversación.